19.1.08


todos los días
cuando le tocas la espalda a tu hijo
para ver si respira,
hay pequeños gorriones
que secan sus alas
al sol

ajenos a tu realidad
vuelan sobre tu sombra
alegres, inevitables
perecederos

cuando tu hijo despierta
ellos ya miran desde lo alto,
y suenan

con sus pequeñitos corazones
de su pequeño cuerpo
de su pequeña y simple vida

igual a la tuya.